Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca. (Lucas 6:48) La persona que es espiritualmente sabia, que es un cristiano verdadero, edifica su vida y cumple sus tareas con cuidado, comprendiendo la grandeza y la importancia que están en juego. No se siente satisfecha con una profesión superficial de fe ni con los métodos triviales y los atajos fáciles que tan a menudo acompañan a la religión falsa. Sabiendo que el Señor merece toda alabanza y adoración, el constructor prudente deseará darle el máximo de su esfuerzo y de su servicio diligente. Esa persona sabe que todo lo que se hace para Cristo se hace por amor, no por obligación ni por temor. Así que sirva al Señor con alegría y sea un prudente constructor en su reino.

¡Qué diferente viviríamos si creyéramos que cada dimensión de nuestra vida —desde lo feliz hasta lo trágico y lo mundano— es parte de un diseño hermoso y lleno de propósito en el cual ningún hilo quedó sin tejerse de forma correcta! Es eso lo que el galardonado e internacionalmente conocido apologista Ravi Zacharias explora en El Gran Tejedor. Como cristianos, creemos que los grandes sucesos como un nacimiento o una muerte son guiados por la mano de Dios. Sin embargo, somos arrastrados a sentir que nuestras vidas diarias son producto de nuestros propios esfuerzos. Este libro está repleto de historias e ideas penetrantes que nos muestran lo contrario. Desde un encuentro casual en una fila para comprar boletos hasta la palabra amorosa de un padre que está a punto de morir, desde una llamada telefónica al azar hasta una línea mientras leemos las Escritura, cada detalle de la vida está tejido en su lugar perfecto. En El gran tejedor, el Dr. Zacharias examina nuestro trasfondo, nuestras

Todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. (Mateo 7:17) La Didaché, uno de los escritos cristianos más antiguos después del Nuevo Testamento, da varias pautas para distinguir a los profetas verdaderos de los falsos. En primer lugar , un verdadero profeta no abusará de la hospitalidad, sino que seguirá adelante, atendiendo su ministerio y su misión. Pero un falso profeta dará vueltas indefinidamente, preocupado solo por satisfacer sus propios intereses. En segundo lugar , a diferencia del falso profeta, el verdadero profeta se opone a la excesiva solicitud de dinero. Está contento con el apoyo para las necesidades fundamentales de la vida y del ministerio. En tercer lugar , la manera de vivir de un verdadero profeta corresponderá con las normas de justicia que enseña. Es muy probable que un falso profeta enseñe una cosa y practique otra. Un verdadero ministro del evangelio mostrará lo que Pablo escribió: “ Pues no somos como muchos, que medran